El primer hilo…. ( parte 2 del manifiesto de La reina de corazones)

Cuando la Reina dejó caer la corona, el silencio fue tan grande que al principio creyó que había desaparecido.
Pero no era ausencia, era espacio.
Un espacio nuevo, abierto, donde el alma podía respirar.

Durante años había cosido para otros: vestidos que escondían miedos, telas que envolvían heridas ajenas, patrones que no eran suyos.
Ahora, frente al vacío de su mesa, solo tenía un hilo rojo entre los dedos.
Fino, frágil, vivo.

Ese hilo era el comienzo —pero también la prueba.
Porque coser el alma no es bordar un adorno:
es entrar en la herida sin miedo, escuchar el temblor, y quedarse.

La primera puntada fue torpe.
El hilo se enredó, la aguja se resistió.
Pero había algo distinto esta vez: no buscaba perfección, buscaba verdad.

Cada nudo se volvió una confesión; cada puntada, un recuerdo que encontraba su lugar.
Entonces entendió que sanar no era borrar las cicatrices, sino aprender a convivir con ellas.
Que la belleza vive en lo reparado, en lo que se sostuvo pese a todo.

Y que el hilo —ese hilo rojo que vibra entre los dedos—
no viene de fuera:
nace del propio corazón cuando decide volver a latir.

La Reina comprendió que cada puntada era un acto de fe.
Fe en lo que aún no se ve, fe en el pulso de lo invisible.
Porque coser el alma no tiene patrones ni reglas:
solo requiere presencia, humildad y escucha.

Mientras el hilo avanzaba, la respiración se hizo ritmo.
La aguja entraba y salía como si tejiera el aire.
En cada movimiento, un pensamiento se disolvía; en cada nudo, una emoción encontraba su cauce.

Era un trabajo silencioso, pero sagrado.
Un diálogo entre la herida y la esperanza.
Entre la caída y el renacer.

Y en ese taller interior, comprendió algo esencial:
que no se trata de volver a ser la misma,
sino de ser nueva con todo lo que fue.

Coser, entonces, se volvió su plegaria.
Cada hilo un mantra, cada puntada un “aquí estoy”.
Porque cuando una mujer toma su hilo y empieza a reparar lo invisible,
no solo se cose a sí misma:
también vuelve a tejer el mundo.

Gracias por leer hasta el primer hilo.
Seguimos tejiendo juntas el alma.
🌹 Donde el alma cose
por Vivi Seijas

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